LA AVENTURA SIDERAL DE ROSER LÓPEZ ESPINOSA
No para la creadora catalana de representar ‘Cometa’, su emocionada propuesta espacial de danza para niños. Estuvo hace nada en Temporada Alta, donde nos contó la peripecia…
Texto_OMAR KHAN Fotos_TRISTÁN PÉREZ-MARTÍN
Girona, 29 de noviembre de 2023
Antecedentes hay varios. Uno es lejano. Cuando era niña, la hoy bailarina y coreógrafa catalana Roser López Espinosa solía mirar arriba y hacerse preguntas sobre el firmamento, alucinando con el hecho de que, cada una de las estrellas de las miles que veía, era un sol. Otro es más cercano. Su danza, tan enérgica y tan física, tan lúdica en resumen, la ha ido acercando al mundo del circo en producciones recientes como Noviembre o Trama.
A pesar de ello, admite que a ella nunca se le hubiese ocurrido hacer una coreografía sideral para niños. Pero los responsables de Vorpommern tanzt an, institución alemana con una larga experiencia en la producción de espectáculos para esos peques del mundo rural que no tienen demasiado acceso a un teatro, apenas vieron su trabajo, lo supieron. Le hicieron el encargo y no se equivocaron.
Hace apenas unos días, Cometa, que así terminó llamándose esta propuesta de danza para niños y niñas de entre 6 y 10 años, protagonizada por una astronauta despistada, volvió a triunfar en el marco del Festival Temporada Alta, de Girona, y con esas representaciones ya sobrepasa las 160 funciones, con una agenda atiborrada de nuevas fechas a futuro inmediato. Nunca imaginó López Espinosa que esta creación atípica surgida de un encargo, le iba traer tantas satisfacciones.
“Yo les advertí de que nunca había hecho una pieza para público infantil”, se escuda la creadora. “Ellos, muy alemanes, fueron muy claros. Me asignaron un presupuesto, me especificaron que tenía que ser un solo de entre 40 y 45 minutos, que tuviera necesidades técnicas mínimas y que pudiera presentarse en espacios muy reducidos, porque estaba pensado para ser visto en un aula de clase”.
Con las reglas asimiladas, empezó por investigar el universo de los niños de esa edad. Habló con docentes sobre lo que estudian en clase porque quería que lo que planteara estuviese muy cercano a ellos, que les fuera familiar. No tardó en emerger como favorito el cielo, sus estrellas y planetas. “Quería que el planteamiento fuera que un adulto necesitara de los niños para aprender de ellos, porque solemos pensarlo al revés. Imaginaba un inventor o un explorador que llega a un contexto que no conoce pero los niños sí”.
Y literalmente del cielo cayó una astronauta. A partir de allí, la coreógrafa y su equipo, encabezado por la bailarina Nora Baylach (hoy alterna las funciones con María Arronis), comenzaron a diseñar esta historia sencilla y fascinante a un tiempo, en la que los niños son invitados a un laboratorio espacial, donde cae una astronauta atolondrada que desconoce el entorno, pero se encuentra a todos estos niños que la ayudan a comprenderlo.
Astronauta en femenino
“Me daba juego que fuese astronauta, me permitía mostrar las posibilidades del cuerpo y el movimiento desde otro lugar, donde el juego gravedad / ingravidez era la excusa creíble para usar el cuerpo de maneras infinitas sin que los niños no pensaran que ella estaba actuando. Me permitía trabajar la empatía con alguien enigmático y desconocido pero que al final tiene mucho en común con ellos. Hay matemáticas, proporciones geométricas, nociones de color, sonido, música… lo hemos metido todo como si fuese un juego”.
Un punto de honor importante para López Espinosa era que fuese una mujer astronauta, porque quería decirles a todas esas niñas que eso sí es posible. “Para mí era esencial que esa figura tan fascinante fuera una chica, es mi granito de arena. Siempre hay reacciones de asombro cuando se quita el casco. Un niño en una función dijo a toda voz ‘Esto sí que no me lo esperaba’. Es que son muy listos… una vez nos ocurrió que, al principio, en el que les hacemos la introducción, les dije que el sol era fuego y uno me corrigió, recordándome que era gas. Otros nos han hablado de supernovas… ha sido impresionante”.
El caso es que cuando se cerró el primer ciclo con Vorpommern tanzt an, Roser López Espinosa ya sabía que a Cometa le quedaba mucha vida. Entonces creció a una hora, se sofisticó y, tras una residencia en el Mercat de les Flors, allí sigue ejerciendo fascinación en los niños pero también en sus padres. “Ocurren cosas maravillosas en las que ni siquiera reparamos. Vivimos en un planeta que da vueltas sobre sí mismo y alrededor de un astro, y estamos tan ocupados y preocupados con nuestras urgencias del día a día que nunca pensamos en ello”, reflexiona la coreógrafa.
Creada en pandemia, entre Alemania y Cataluña, Cometa inició sus ensayos el mismo día que una sonda de la NASA llegó a Marte, toda una premonición. Y como nuestro planeta, sigue girando sin parar. Después de sus funciones en Temporada Alta, en el Espai La Pineda, de Sant Gregori, estuvo por Alemania, justamente. El próximo 02 de diciembre se presenta en la Fundación Botín, en Santander, el 13 en el festival Supernova organizado por Orbita / Spellbound, en Roma, y los días 16 y 17, en el Teatro Cánovas, de Málaga. Por ahora…
