¿QUIÉN DA MÁS?
“Bailamos no para ser vistos, sino para ser escuchados” es el lema que acompaña a la compañía colombiana Sankofa Afrodance que este fin de semana ofreció un doble programa en el Auditorio de Tenerife. Te lo contamos...
Texto_JUDIT GALLART
Tenerife, 16 de abril de 2024
Dio por concluido su tiempo en España la compañía colombiana Sankofa Afrodance que, como parte de su gira por Europa y Estados Unidos, aterrizó este fin de semana en el Auditorio de Tenerife para ofrecer un total de dos representaciones. La agrupación encabezada por Rafael Palacios debutó el sábado con La Ciudad de los Otros (2010), misma pieza que presentaron en Girona y Barcelona el pasado mes de marzo. De la mano de una compañía que insiste en que sus danzas no están hechas para “ser vistas, sino para ser escuchadas”, llega una propuesta que entrelaza danzas afro-contemporáneas y afro-urbanas, pasando por los bailes tradicionales afro-colombianos para lanzar un mensaje sobre las oportunidades que cada día son negadas a aquellos que han quedado marcados por la discriminación étnica y la inequidad social.
Doce cuerpos negros colapsan la escena desde la quietud cobrando vida al unísono tan solo para avivar, un poquito más cada vez, el clima de hostilidad y conflicto que prevalece en el ambiente durante sus sesenta minutos de duración. Y es que, en medio de un espacio cuanto menos austero, en raras ocasiones nos presentarán algo más que pequeños solos superpuestos entre sí, un guiño al auge contemporáneo del individualismo que nos permite asomarnos a todo un océano de diversas perspectivas y miradas sobre una misma realidad comunal. Pero, aunque escasas, las imágenes grupales no resultaron indiferentes a los allí presentes, ni en el momento en que el elenco, sosteniendo un tablón de varios metros de altura, quedó convertido en una cordillera humana por la que uno de los interpretes trataba de ascender y dejarse caer.
Tampoco cuando sus integrantes se postraron boca arriba sobre el suelo con los brazos por encima de la cabeza conformando una circunferencia que, desde su núcleo, ensalzaría en repetidas ocasiones al único componente todavía en pie.
Cuerpo negro
El domingo pondrían el broche de oro con La Mentira Complaciente (2019) sumergiendo a su público en las múltiples posibilidades y formas de presentar, que no representar, las danzas afrodescendientes. Rechazando los constructos eurocéntricos y occidentales en torno al cuerpo negro y el erotismo en el que ha sido envuelto, quedando disfrazado por la modernidad y caricaturizado por el capitalismo, Sankofa Afrodance pone en escena un acercamiento propio y veraz de las realidades, saberes y manifestaciones afrodescendientes para desmentir los imaginarios construidos desde posiciones de centralidad y totalmente ajenas a las realidades que pretenden exhibir.
Con el escenario atravesado por una cortina de cordeles colgantes bajo una luminaria de tonalidades verdes y moradas, una pareja irrumpe desde los laterales del escenario con movimientos suaves y sutiles en respuesta a los tambores, la marimba, la flauta y el cante en vivo de los tres músicos que dominan la escena. Hasta que en un abrupto arrebato el tándem explosiona en un estallido de férreos y fugaces movimientos durante un breve instante antes de volver de nuevo a la calma.
Gritos y clamores retumban en una atmosfera cargada de rabia y fuerza, quizás también un tanto asfixiada por un sentimiento de impotencia que por momentos pareciera conducir a sus intérpretes a la locura. Y no es para menos, especialmente cuando nos son presentados uno a uno en lo que pareciera una suerte de subasta humana acompañada por voces que preguntan sin cesar “¿quién da más?” instando a posibles pujadores que quedarán eternamente marcados por la mirada tentativa y afilada de aquellos cuyo valor se contabiliza en pesos.
Una danza de resistencia que lograría no solo poner en pie a su público, sino incluso movilizar a una espectadora pletórica que terminó la noche bailando con los intérpretes sobre el escenario. Y es que, si nosotros tuviéramos que escoger entre las dos piezas, sin duda nos quedaríamos con esta.
