SALVAJE
Mercedes Pedroche acentúa su sello de identidad en La invención de la realidad, última pieza de la coreógrafa que, por primera vez, vería la luz anoche en el madrileño Espacio Descalzinha. Allí estuvimos y esto es lo que nos pareció...
Texto JUDIT GALLART
Madrid, 22 de junio de 2023
Celebrando su décimo cumpleaños, el madrileño Espacio Descalzinha ofreció anoche el estreno de la última pieza creada como parte del proyecto “Materia”, un espacio destinado a la investigación y la creación coreográfica del que ya han formado parte artistas como Mey-Ling Bisogno o Richard Mascherin. En esta ocasión llega el turno de Mercedes Pedroche quien, en colaboración con los intérpretes, durante casi tres meses se ha visto inmersa en el desarrollo de La invención de la realidad, un trabajo que, en palabras de Pedroche, supone tan solo “un pequeño brote que no sabemos cómo se desarrollará”.
Entre una lluvia de papeles rojos, piruletas con forma de corazón, inciensos y hasta un gallo enloquecido, el teatro mágico de Pedroche se alza contra el quebrantamiento de la voluntad en esta crítica al buenismo y lo políticamente correcto. Golpes violentos y toques de humor se entremezclan para presentarnos diversas situaciones en las que resulta imposible identificar el momento exacto en el que termina la broma y comienza el conflicto. Y es que el salvajismo y lo humanamente primario continúan representando una constante en el repertorio de una coreógrafa dispuesta a escarbar entre los recovecos más obturados de lo instintivo.
Ataviados con sus pantalones vaqueros, los trece intérpretes que integran La invención de la realidad (sin contar a Pedroche, que sería una de las encargadas de abrir la pieza) ruedan, saltan, se huelen y hasta se golpean entre ellos ofreciendo una marabunta de escenas simultáneas que tarde o temprano terminan conectando entre sí. De hecho, la versatilidad de los bailarines es digna de ser destacada, pues mientras unos bailan a ritmo de rock, otros nos leen a Houellebecq en francés antes de otorgar el protagonismo a una joven capaz de proseguir su canto desde la dificultad de un potente cambré (Torsión posterior de la espalda) justo antes de verse inmersa en una suerte de catarsis.
El público no pasaría desapercibido para estos intérpretes de mirada desafiante que buscarían capturar la atención de sus espectadores por medio de la interacción e incluso intercambiando con ellos varitas de incienso. Para aquellos que no teman encontrarse bajo la vehemente mirada de estos potentes artistas absolutamente dispuestos a desentrañar su lado más salvaje, La invención de la realidad volverá a cobrar vida esta noche en una última función que tendrá lugar en el mismo espacio.