OVACIONES EN VALENCIA
Que el Festival Dansa València es el evento más relevante de la danza nacional lo demostró la cuidada selección de espectáculos, el poder de convocatoria y las ovaciones del público. Anoche terminó su edición 2024. Hoy hacemos nuestro balance…
Texto_OMAR KHAN Foto_JOSÉ JORDÁ
Valencia, 22 de abril de 2024
El Festival Dansa València puso punto final anoche a su trigésimo séptima entrega con el festín de alegría y júbilo que trajo al Teatro Principal de la ciudad, uno de sus invitados internacionales: el Ballet Nacional de Marsella (en la foto), dirigido por el colectivo (LA)HORDE, que bajó el telón con una ovación emocionada, tras una semana de danza nacional intensa, inabarcable y diversa, con los teatros casi siempre abarrotados, lo que no hizo más que ratificar al festival como el gran momento del año de la danza nacional más relevante.
María José Mora, su directora, consiguió armar una programación capaz de ofrecer una mirada poliédrica a la más reciente producción nacional, en un pensado equilibrio que daba espacio a las nuevas creaciones de artistas consagrados y también lugar a coreógrafos emergentes. Además, dio espacio y visibilidad al cada vez más creciente movimiento de la nueva danza valenciana. En general, y a modo de conclusión, podría decirse que se vive un momento de efervescencia creativa en la danza de España, que aparece perfectamente conectada con el mainstream de la nueva danza que se produce, se ve y tiene éxito en Europa. La buena salud se nota principalmente en el nivel de las producciones, la creatividad de los coreógrafos y el destacado buen hacer de nuestros bailarines.
El poder de convocatoria dio poderío al festival. No solamente había representación de prácticamente todos los teatros, festivales, instituciones y espacios importantes de la danza nacional, sino una destacada delegación de grandes y medianos festivales y teatros europeos, principalmente franceses, pero también latinoamericanos. Este aspecto es el barómetro que usualmente permite medir el alcance de un evento de estas características.
Desde su llegada hace tres años a la dirección artística del festival, que en 37 ha pasado por épocas de gloria y momentos de bajón, María José Mora tuvo el firme propósito de empujarlo más allá de la simple plataforma de exhibición, y consolidarlo como lo que no tenemos: un foco profesional que permita la conexión, la interacción, la visibilidad y el intercambio internacional, un epicentro de la danza nacional y una ventana segura para su internacionalización.
Al fondo, pero no menos importante, el público local, al que se le ofrece cada año la oportunidad de valorar en primera persona los rumbos y recovecos que transita la danza en nuestro país. El altísimo nivel de ocupación, a pesar de lo numerosa que era la oferta, es indicativo de la sensación de pertenencia que tiene la ciudadanía de su festival. Se gritaron muchos bravos este año, hubo muchos aplausos de pie y ctitudes entusiastas, se externalizaron emociones y alegrías… lo que se espera, pues, de un gran festival de éxito.
