MARCOS MORAU / TEATRO REAL

EL BNE COMO NUNCA LO HABíAS VISTO

Con las localidades agotadas para sus cuatro funciones, llega este viernes al Teatro Real ‘Afanador’, la deslumbrante creación de Marcos Morau para el colectivo español. Esta mañana lo han presentado…

Texto_OMAR KHAN Fotos_MERCHE BURGOS

Madrid, 07 de febrero de 2024

El Ballet Nacional de España (BNE) como nunca lo habías visto. Parece un eslogan publicitario pero no lo es. La potente agrupación dirigida por Rubén Olmo entra en una dimensión desconocida que la aleja de los convencionalismos de la danza española al uso pero le acerca a los códigos de la vanguardia escénica más internacional. “Quería sacarlos de su zona de confort”, ha confesado esta mañana, en el Teatro Real de Madrid, el director artístico del BNE, durante la presentación a la prensa de Afanador, el deslumbrante espectáculo que les ha montado el coreógrafo ajeno al flamenco Marcos Morau, de la compañía catalana La Veronal, un montaje singular y único que no es exactamente flamenco pero que no podría haberse hecho sin bailaores y bailaoras.

“Marcos se puso en contacto conmigo y tuvimos algunas conversaciones, de esas que te hacen palpitar el corazón”, relata Olmo sobre los orígenes del proyecto que, antes de sus funciones este fin de semana en el Real, fue estrenado en diciembre pasado en La Maestranza de Sevilla, donde recibió ovaciones, incluidas las de la plana mayor del flamenco nacional que fue a verlo. “Quería hacer algo con la impronta de La Veronal pero al mismo tiempo que no se perdiera la esencia de lo que somos en el BNE. Le pedí una propuesta y me trajo Afanador”.

ruvenB

El baile de un ángel gitano

El título del espectáculo hace referencia al tercer vértice del proyecto, el fotógrafo colombiano Ruven Afanador, célebre por fotografiar celebridades, que condensa en sus libros Ángel gitano y Mil besos, su pasión y visión del flamenco, libros de fotografía que ahora Morau ha dotado de movimiento, dramaturgia y estilo propio con el equipo del BNE sin hacer distinciones entre estrellas, solistas o cuerpo de baile. “Quedé encantado porque yo había participado en las sesiones fotográficas para el libro Ángel gitano y Marcos ni siquiera se había dado cuenta de que yo era el que salía en algunas de las fotografías. Se juntaron así varios mundos y el resultado ha sido un equilibrio perfecto”, concluye Olmo, que tiene un impactante solo con mantón de manila en la coreografía, que reinventa aquel momento.

Si bien es cierto que Morau no tiene formación de bailarín ni pertenece al mundo del flamenco, tiene otras herramientas muy útiles, las que le vienen del teatro, de la fotografía y de ser un artista curioso, imaginativo, inquieto, creativo. “A partir de sus fotos, construyo mi propio mundo. Me centro en cómo Afanador mira al flamenco y en cómo miro yo a Afanador”, confesaba esta mañana el coreógrafo valenciano. “En mi primer encuentro con la compañía les pedí disculpas porque el flamenco es un lugar que desconozco, del que solo tengo el conocimiento teórico y la fascinación, pero desde los 26 años estoy creando espectáculos para mi compañía y hoy ya tengo 40. Quería acercarme a ellos y que ellos se aproximaran a mi mundo. Necesitaba que fuera un enamoramiento mutuo. Yo preguntaba, indagaba, quería saber y ellos mismos me iban dando las pistas”.

ruvenC

Coreografiar mil besos

Claro que llenar de movimientos y hacer danza desde un par de libros de fotografías estáticas no es tan simple. Pero si algo caracteriza a Marcos Morau y su compañía La Veronal es la peculiar manera que tienen de inventar mundos y crear una dramaturgia partiendo de imposibles como el de convertir en coreografía la imaginación, tal y como demostraron hace apenas unos días en el Centro Cultural Condeduque madrileño, donde presentaron Firmamento, también con las entradas agotadas y un éxito arrollador.

“La fotografía es encuadrar y aislar todo lo demás, algo que Afanador hace muy bien”, reflexiona el coreógrafo. “Ocurre que vemos una foto como algo estático pero está llena de movimientos, de color, de sugerencias y ritmos. En su trabajo, Afanador activa mecanismos para que veas personajes y situaciones. Mi trabajo fue ordenar todo eso y ficcionar una sesión fotográfica”.

Desde luego el resultado no es una obra narrativa, pero al mismo tiempo cuenta muchas historias cuando se combina con la imaginación ya disparada del que observa, fascinado y embobado, esta auténtica e indetenible cascada de imágenes en absoluto blanco y negro, como son las fotos de Afandor. No se requiere conocer previamente el trabajo del fotógrafo para captar su esencia desde esta coreografía dinámica, coral y definitivamente espectacular. El que conoce los libros, identificará las imágenes, reconocerá lo sublime y lo grotesco, polos antagónicos en los que se mueve este fotógrafo y por otro lado, el que ha seguido a La Veronal se sentirá familiarizado con el estilo eléctrico, inconfundible y ya perfectamente reconocible, del reputado y disputado creador, que desde este año será también coreógrafo residente del Staatsaballett, la agrupación de ballet más importante de Alemania.

Pero hay que destacar que Afanador no es un choque de estéticas sino la fusión, de una manera que parece natural, del mundo de Afanador y el universo de Morau, dos artistas ajenos al flamenco que se acercan con sigilo, entre curiosos y fascinados. “No tiene que ver con la lógica. Tiene más que ver con la intuición”, zanja el coreógrafo.

susyQ, atendiendo a la innovación del montaje, colocó a Afanador como la mejor coreografía estrenada en España el año pasado y cabría mencionar que Firmamento, de La Veronal, ocupó el segundo lugar de nuestro personal ranking anual.