TRÍPTICO DE LA PROSPERIDAD
Luz Arcas culmina su trilogía ‘Bekristen’, uniendo las tres piezas en una única jornada, que se estrena hoy en el Festival de Otoño, de Madrid, antes de ir al Teatro Central sevillano, donde le rinden homenaje. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 25 de noviembre de 2023
Fue en 2015 cuando la creadora y bailarina malagueña Luz Arcas fue a realizar un proyecto de danza en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial, excolonia española. No sabía entonces, que de esa experiencia, nacería Bekristen /// Tríptico de la Prosperidad, la obra más ambiciosa de las que ha creado para su compañía madrileña La Phármaco, que esta noche (con función adicional mañana) en Teatros del Canal, finalmente, cierra su ciclo con el estreno de La buena obra, tercer, último y más breve capítulo, que se presenta en conjunto con La domesticación y Somos la guerra, los otros dos ya estrenados -pero ahora revisados y ajustados-, en una jornada escénica de casi tres horas enmarcada en el Festival de Otoño de Madrid.
Aunque entre medias hay otros títulos (Toná, que le coprodujo el festival madrileño, uno de ellos), son ocho años con la cabeza ocupada en esta trilogía, que hoy se erige como quintaesencia del lenguaje e inquietudes de La Phármaco. La trilogía Bekristen, que significa cristianos en lengua fang, se inició con La domesticación, una reflexión política sobre los efectos devastadores de la colonización, que ha usado lo religioso y folclórico como medio de penetración, pasando luego, en Somos la guerra, su segunda parte, a tener una mayor preocupación por la danza y el cuerpo danzante, para culminar ahora, en La buena obra, reflexionando sobre la madurez de esos cuerpos y su obsolescencia social.
“Para mí, la clave del todo está en esa especie de correlación que hay entre economía y espiritualidad”, nos relata la creadora. “Detrás de cualquier proyecto imperialista económico-político hay una estrategia de control espiritual, porque al final el capitalismo, como cualquier imperio, siempre va a legitimarse y sostenerse desde un componente espiritual y corporal. Esa es la base de la colonización. Dominas religión, cultura y lenguas aunque los verdaderos objetivos sean económicos, porque las estrategias de control son culturales”.
Esas reflexiones, que en realidad surgen de las emociones de todo lo que vio y constató en Malabo, fueron el detonante de la trilogía, que fue tomando su propio camino y desprendiéndose de las motivaciones del inicio, aunque permanece la vinculación con lo popular y lo religioso, elementos presentes en otros trabajos de la creadora.
Domesticación
“Inspirándome en lo bíblico, válido para cualquier texto sagrado, tomé para la primera parte esa estructura clásica que, a la vez, es muy folclórica… para idear un mundo pre-lenguaje y pre-dios, donde la domesticación surge como instinto animal y salvaje que detenta la condición humana”, nos explica. “Para la segunda, fue la anunciación y llegada del dios, y en esta tercera, algo de profecía apocalíptica relacionada con ese dios… pero las tres no siguen una lógica narrativa ni un desarrollo de personajes”.
No obstante, juntas contribuyen a definir y comprender los modos, constantes y preocupaciones que han terminado por definir a La Phármaco como compañía. “La estética es común pero son tres pinturas diferentes, de poéticas distintas, en las que hay un viaje y reflexión sobre la danza y el cuerpo. La primera sigue arraigada a una vieja búsqueda personal que hoy ya no me interesa tanto, quizá porque es menos dancística, algo que domina la segunda, mientras que la tercera va más lejos, centrándose en el gesto y el cuerpo, trayendo a escena a personas de más de sesenta años”.
Paralelamente Luz Arcas ha ido creando otros trabajos de menor formato con su compañía y experimentando en la creación teatral, siempre entendida desde lo físico. Adicionalmente, el próximo 02 de diciembre se estrena en el Teatro Real un nuevo montaje de la ópera Rigoletto, en la que ella ha intervenido como coreógrafa. “Por un lado está el Ciclo de los Milagros, donde se inscriben obras como Toná o Mariana, en los que miro al pasado, a la tradición y cultura popular de mi tierra, y por otro el ciclo Cristianos, que engloba la trilogía. Entre medias experiencias diversas como Todas las santas, que desde lo teatral me permite explorar lenguajes nuevos que enriquecen mi búsqueda”.
El Festival de Otoño impulsa el estreno de Bekristen /// Tríptico de la Prosperidad, en complicidad con el Teatro Central, de Sevilla, que se prosterna ante la coreógrafa malagueña dedicándole un amplio ciclo llamado Una semana en compañía de Luz Arcas que, del 13 al 16 de diciembre, se volcará con su trabajo. El foco central será la trilogía el último día, pero antes se podrán ver sus trabajos Psicosis 4.48 (día 13) y el solo Trilla (14), creado y bailado por ella, además de impartir el Taller / Clase Magistral Lo alto y lo bajo (11).